El Centro Cultural La Mercè ha inaugurado la exposición colectiva El otro ubicuo, migraciones del cuerpo fragmentado, producida por el Festival Panorámico, promovida conjuntamente por Roca Umbert Fábrica de las Artes y el Ayuntamiento de Granollers y comisariada por Mercè Alsina. La inauguración contará con las intervenciones del jefe del Área de Difusión y Cooperación Artística de la Dirección General de Promoción Cultural y Bibliotecas, Joan Antoni Martínez Garcia, la comisaría Mercè Alsina y el artista Isa Fontbona, seguida de una visita guiada por la exposición. La muestra podrá verse en la sala de exposiciones de La Mercè hasta el 28 de abril.
El otro ubicuo, migraciones del cuerpo fragmentado reflexiona sobre el contexto actual de hiperconectividad, en el que vivimos cada vez más pendientes de las redes y el paradójico efecto de aislamiento que esto provoca. Este aislamiento -torpe e inquietante- nos hace remitir al propio yo, tanto en el plano psíquico como en el físico. El cuerpo se convierte entonces en un territorio de investigación donde reconocemos a los demás que nos habitan y emerge el deseo de mostrarnos como ese otro ubicuo, alimentado por las posibilidades infinitas que ofrecen las redes.
Con esta muestra se quiere explorar la identidad de género, pero también otras miradas hacia la transformación del cuerpo y lo que nos hace socialmente visibles –y nos define y categoriza–. También se quieren replantear las actitudes que van asociadas a estos roles predeterminados y, de forma más abstracta, las infinitas posibilidades de pensarnos. La muestra quiere explorar también la añoranza de la corporalidad del otro en un mundo cada vez más virtual.
Participan los artistas: Teemu Mäki, Mar C. Lobo, Mengwen Cao, Isa Fontbona, Francesca Steele, Itziar Okariz y Ricardo Muñoz. Todos ellos se plantean cuestiones sobre identidad, ya sea en el aspecto de los cuerpos, las orientaciones sexuales, el género con el que nos identificamos o las actitudes sociales y las dudas existenciales a las que nos enfrentamos en el ejercicio diario de pensarnos y soportarnos tal y como nos han o hemos definido socialmente.
La mayoría lo hacen desde su experiencia. Todos ellos exploran fronteras entre lo íntimo y lo social, y se aventuran a exponer públicamente las transformaciones a las que se someten, con un claro deseo de extimidad. Un deseo que se traduce como un acto de validación que va más allá del ámbito privado para convertirse en una negociación social de la propia identidad, porque lo íntimo está a la vez fuertemente constreñido por lo social, y sólo desde lo social esa intimidad puede hacer reales las fantasías que imagina.