Nacido en Bogota, Colombia, 1975, Jaime Palmera estudió Arquitectura en La Universidad de los Andes en Bogota, y en la Catholic University of America en Washington DC donde vivió y fue arquitecto durante 13 años. En 2009 empezó a viajar extensamente por el mundo persiguiendo su pasión de toda la vida por la fotografía, y después de vivir en Hawái, Los Ángeles, NYC y Miami, volvió en 2022 a los estudios para tomar un Máster de Diseño de Mobiliario en Elisava, en Barcelona donde reside ahora.
Artista y diseñador, Palmera manipula libremente la forma y la luz como sujetos de sus exploraciones fotográficas y escultóricas. Atraído por el paso intangible de la luz sobre lo tangible y cómo éste transforma la percepción del sujeto, con la fotografía Jaime Palmera juega con la luz, la forma, el movimiento y el tiempo, convirtiendo su cámara en un pincel con el que se adentra en abstracciones fotografiacas sorprendentes e inesperadas de contornos, colores y texturas.
Según el artista "estas transformaciones ofrecen a nuestro psique inesperadas exploraciones sensoriales que excitan nuestras percepciones convencionales y conexiones con espectros oníricos."
Jaime Palmera. Dusk, 2022
Sus exploraciones con las esculturas lumínicas nacieron del deseo de devolver la fotografía al plano tridimensional. Proyectar la imagen en el aire a través de la luz. "Quise transportar mi proceso a ocupar las tres dimensiones e introducir ahora la fuente de luz como un sujeto tangible que manipulo a mi gusto para interactuar con la materialidad. Ante una escultura el observador ahora es el protagonista, que al poseer el tiempo y movimiento, circula alrededor del sujeto descubriendo estas inesperadas abstracciones, contornos y colores”, explica Jaime Palmera
Jaime Palmera. Sunset, 2022
Sus últimas esculturas lumínicas son un resultado de una exploración que multiplica elementos a través de reflejos y trasluces creando efectos inesperados de una composición geométrica. Sunset (Noche) Sundown (Puesta del Sol) y Dusk (Oscuridad), son caricias de luz que tímidamente rozan los colores del cielo al final del día.