La primera editorial del año debería servir para hacer un resumen del 2022 y mirar cómo vamos a afrontar el 2023. Ya sé qué hacer la primera editorial del año a finales de febrero no es ir demasiado por delante del calendario, pero tampoco hay que estresarse, que ya vayamos bastante. Total, que no quiero empezar el año haciendo un resumen y planteando futuros. Básicamente porque me hace más ilusión hablar de talento y reconocimientos, como el que le acaba de volver a suceder a esta disrupción wagnerianoapocalítica que titulada "Pacifiction" ha creado el equipo de Andergraun Films, capitaneado por el siempre incombustible Albert Serra. En el próximo número de bonart, que saldrá muy pronto, le hemos dedicado un monográfico. Pues bien, a Albert Serra le acaban de conceder dos premios César de la Academia de Cine Francés. Qué orgullo ver cómo el arte del cine de autor se premia. Por ello, reproduzco un fragmento del texto de la editorial de bonarte del año pasado, donde hablo sobre las impresiones sobre este filme.
Todo documento de la cultura es también un documento de la barbarie. Walter Benjamin.
Encontrar propuestas artísticas no domesticadas por el pensamiento único que, además, dejen y generen preguntas continuamente en el (in)consciente, mientras la belleza visual te seduce durante más de dos horas y media para volcarte a la luz de las tinieblas: ni es común, ni es cotidiano, aunque quizá debería serlo. Pacifiction, la última creación de Albert Serra, presentada en la sección oficial del festival de Cannes, es un crepúsculo wagneriano hecho videoarte de larga duración, un filme con remembranzas visuales de la pintura romántica de Caspar David Friedrich o una evocación casual a la obra Coucher de soleil jaune et vert, 1911, de Félix Vallotton , descubierta por azar en el marco de la exposición que dedica al autor el museo Bonnard , situado junto a Cannes, en Le Cannet. El filme también apela a la tradición contemporánea de texturas visuales que pregonan artistas como Glen Rubsamen . Con esta propuesta, Albert Serra, empujando su conexión con todo lo relacionado con Francia, rompe con los claroscuros caravaggistas de las dos últimas producciones y aterriza con argumentos e imágenes en pleno siglo XXI.