Espais Volart presenta la primera antológica dedicada a Santi Moix

Espais Volart ha presentado la primera antológica dedicada a la obra del pintor Santi Moix (Barcelona, 1960) La costa de los mosquitos (1998-2022) que podrá verse desde el 21 de febrero hasta el 16 de julio. La exposición está comisariada por Enrique Juncosa e incluye unas ochenta obras realizadas desde 1986 hasta la actualidad del artista residente en Nueva York. La muestra recorre todo el período en el que Moix trabajó con el galerista Paul Kasmin. Entre otros puede verse un momento de madurez en el trabajo, especialmente cuando en 2002 recibió la prestigiosa beca Guggenheim. La antológica cuenta con pinturas, acuarelas, cerámicas, esculturas e intervenciones efímeras en las paredes de Espais Volart.

Moix ha declarado que la exposición antológica le hace "ilusión" especialmente porque se realiza en su ciudad de origen. Se mostró contento del resultado por las dinámicas que el comisario ha establecido en cada sala. La mayoría de obra de gran volumen del artista no ha podido llegar de EE.UU. por "problemas logísticos". "Es una exposición que explica muy bien el mundo de dónde vengo y cómo me muevo", ha sentenciado.

Sobre la relación artística con el galerista Paul Kasmin, ha dicho que fueron unos años donde trabajó para "provocar, ser rebelde, reinventarse y jugar continuamente". "Es muy atento a los ruidos exteriores que tienes y al fijarse en cuáles debes escuchar para trabajar", ha dicho sobre Kasmin.

Por su parte, el comisario de la exposición Enrique Juncosa ha celebrado que con la antológica se haya recuperado a un artista que considera que no es conocido "como debería ser" porque vivió durante los 80 en Japón ya partir de los 90 en EE.UU. Ha constatado que ofrece una obra que no "se parece a nadie ahora mismo".

En cuanto a la obra, el comisario ha dicho que transita entre "el instinto y la razón". Mientras que en un inicio está muy relacionada con la experiencia urbana de la ciudad y el movimiento, posteriormente se observa cómo el autor se interesa por una lectura "muy visual y atractiva". "Si miras las flores, son tóxicas y empiezas a ver que parece que trasladen a desastres ecológicos", ha destacado.

Concretamente, Santi Moix presenta una muestra inspirada en la fauna y la flora. Plasmada a través de colores exuberantes, el artista crea un mundo en el que se mezclan imágenes fácilmente reconocibles como insectos, ojos o animales. “La pintura de Moix se sitúa a medio camino entre la representación y la abstracción. Su lenguaje tiene una apariencia expresionista pero, más allá de reflejar estados emocionales concretos, se convierte en una herramienta para crear un mundo imaginario mítico-poético paralelo”, han comentado desde el Espais Volart de la Fundación Vila Casas.

Durante el recorrido, el visitante puede apreciar uno de los aspectos más destacados de la trayectoria del artista, sus ilustraciones. Miguel de Cervantes, Umberto Eco o Mark Twain, entre otros, son algunos de los escritores que Moix ha ilustrado en libros como Don Quijote de la Mancha, Las aventuras de Huckleberry Finn o El nombre de la rosa.

A lo largo de la visita a las diferentes salas se puede ver cómo la pintura realiza un diálogo entre las formas que va pintando, "como si cada una fuera creada en respuesta a la anterior y que evoluciona orgánicamente como los movimientos de las nubes empujadas por el viento" .

Por otra parte, puede verse un espacio de Moix centrado en las flores, muy dominantes en sus obras, titulada Tangana, inside of my backyard. También un espacio dedicado a las esculturas de cerámica y porcelana creadas en colaboración con el ceramista Joan Raventós. Y finalmente un proyecto audiovisual bajo el nombre de Les set vidas de Santi Moix donde se recogen imágenes del artista trabajando en talleres de pintura y cerámica, y también elaborando instalaciones en Nueva York.

Según explicaron, el título que lleva la exposición La Costa de los Mosquitos, es una referencia a la novela de 1981 de Paul Theroux que narra la migración de un inventor y su familia en la selva centroamericana. El argumento se relaciona con el traslado del artista y su vida a Nueva York y Japón, creando un mundo paralelo a la realidad. El autor también referencia a su obra el mundo rural, el cine, la música o la cultura catalana.