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Exposiciones

"El abono que fecunda la tierra. Antoni Tàpies" en la Fundació Tàpies

Antoni Tàpies. Portes i fletxes, 1987 © Comissió Tàpies / Vegap. De la fotografia: © Foto Gasull, 2022
"El abono que fecunda la tierra. Antoni Tàpies" en la Fundació Tàpies

La imponente Nube y silla que coronan el edificio no son suficientes para atraer a la multitud ajetreada de la calle Aragó de Barcelona. La céntrica Fundació Tàpies acoge hasta el 30 de abril El abono que fecunda la tierra, una propuesta que adentra al público en la esencia matérica de su anfitrión, Antoni Tápies. La exposición presenta la obra del barcelonés entre los años 60 y 90 del pasado siglo.

La fundación ofrece una recopilación de pinturas, objetos y barnices que honran la pureza de la materia prima, natural y ordinaria. No es ninguna sorpresa reconocer en todo momento una mirada sensible, pero crítica hacia la situación social y política de España que vivió el autor, con voluntad de actuación y cambio en ella.

La obra enmarcada (valga la redundancia) entre finales de los años 60 y finales de los 70 se centra en la imperfección de la materia a través de la grieta, el movimiento y el cambio constante. Tápies pone en manifiesto la revalorización de ésta, que pese a su precariedad, se presenta como madre creadora. La madera, los pigmentos o la paja, así como el título de la muestra, El abono que fecunda la tierra, evocan a esta dualidad para entender la materia prima como el ánima de las cosas, capaz de dar vida. Los materiales enfrentan al espectador con el ciclo vida-muerte-vida, un proceso que posteriormente la autora y analista Clarissa Pinkola desarrollaría en la obra jungniana Women who run with the wolves. El resultado, teñido de tonalidades oscuras, pone en manifiesto los procesos característicos de la década de los 60; la lucha de clases, el estilo de una época.

La iconografía de Tápies de finales de los años 80, en cambio, queda reducida a un número
concreto de objetos que el autor deconstruye y reconstruye. El abono que fecunda la tierra
se enforma (y se conforma) con sillas, marcos, pies, cruces y deja a intuir otros elementos menos empleados en la obra de Tápies. El autor presenta el objeto como una puerta de acceso a la vida onírica. La escalera o la cama como espacio de tráfico, entre la razón y la espiritualidad. Un dualismo simbólico entre la realidad y el sueño que deja lugar a la posibilidad de disfrute y placer en la propia costumbre.

Las Puertas (y Flechas) como herramientas de acceso al misterio de la existencia; cerrada, abierta,
entreabierta, lacerada, arranque del marco, rasguño son algunos de los adjetivos que utiliza el autor en Conversaciones con Antoni Tápies, 1985 - 1991 para presentar esta vía directa de tráfico al universo.

La propuesta de la fundación, pues, pese al frenético escenario de la ciudad condal, entrega la tierra de Tàpies, la situación de un siglo móvil, un artista que transita entre la lucha y la introspección.

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