Desde hace veinte años consulto habitualmente la plataforma ArtPrice, una de las empresas líderes en la documentación del mercado del arte. Sus estudios son de lectura obligatoria para los galeristas, coleccionistas y quienes de una forma u otra quieren estar informados de las ventas de las subastas nacionales e internacionales. Una base completísima que aporta primordiales referencias: el volumen de ventas de los artistas con la distribución geográfica y todas las variantes, la clasificación en el ranking mundial, el precio de las obras adjudicadas y las que no, los porcentajes de las obras en todas las categorías , dossieres específicos del sector, etc.
Paralelamente a estos datos, ArtPrice facilita, a través de una encuesta online con resultados a tiempo real, su Art Market Confidence Index , un barómetro de referencia sobre el nivel de confianza de los amantes del arte donde se facilitan la intención de compra, la opinión financiera actual, la apreciación sobre la coyuntura económica y la evolución de los precios para los siguientes tres meses. Desde 1997, el departamento de econometría de ArtPrice ha desarrollado algoritmos basados en la precisión y en el banco de datos único, que hacen de sus indicadores económicos una herramienta vital y necesaria para los profesionales, consolidando esta plataforma como líder mundial de la información del mercado del arte. Con los años que lo consulto, nunca había visto unos valores tan pesimistas en los niveles de confianza.
Mi sorpresa ha sido ver los valores actuales a finales del primer semestre de 2022: números negativos, unos valores que incluso en las crisis anteriores nunca se habían alcanzado. ¡Peor imposible! Cuando parecía que todo empezaba a remontar tras la maldita pandemia de la cóvido, otro jarrón de agua fría ha caído por sorpresa. La guerra de Ucrania y la coyuntura de crisis global que se anuncia han desestabilizado las esperanzadoras expectativas que se tenían, vislumbrando un entorno nada favorable.
En un semestre el panorama ha cambiado y lo cierto es que hay dos varas de medir. Una, la de una minoría en la que solo un 1% invierte y se enriquece, y más que coleccionar parece que las crisis no van con ellos (no olvidemos que a finales del 2021 se registraron varios récords de arte mundial , ya que Christie's y Sotheby's registraron ventas estratosféricas batiendo cifras históricas); uno de los mejores años de su historia. La otra cara de la moneda planea en el 90% restante del mercado, que sufre, y debe bajar los precios para sobrevivir. Un escenario que le está llevando a una situación límite de caída libre. Pese a este panorama, es un momento excelente e idóneo para adquirir obras de arte en este segundo plano. Las grandes ofertas de las casas de subastas propician que los precios bajen considerablemente, y se encuentran grandes oportunidades en artistas ya consolidados y con gran trayectoria.
Un tiempo genial para adquirir obras a precio asequible y crear una interesante colección. Volvemos otra vez a replantear que harán falta nuevas estrategias para que el mercado siga sobreviviendo. Son tiempos convulsos, la incertidumbre para los próximos meses sobrevuela un sector que, en los últimos años, no ha sabido buscar una adecuada reestructuración a sus problemas intrínsecos. Preparémonos, pues, para un otoño caliente, la fiesta está servida.