Carme Pinós y la expresión de la estructura

Premio Nacional de Arquitectura 2021, Carme Pinós (Barcelona, 1954) es una de las arquitectas mejor valoradas de Europa. Tomás Pinós, su padre, fue director de patología digestiva en el Hospital de Sant Pau de Barcelona. La madre, Carmen Esplat, que tenía 27 años menos que su padre, empezó a estudiar medicina, pero la Guerra Civil lo interrumpió. Mientras estudiaba arquitectura en Barcelona, Carme Pinós ayudó a su madre a dirigir la finca agrícola que tenían en Balaguer (Lleida). Esto la dirigió a concebir edificios paisajísticos que rompen el solar y se insertan en el sitio.

Tras alcanzar el reconocimiento internacional trabajando a cuatro manos con su socio y marido, Enric Miralles –en proyectos como el cementerio de Igualada (1991), considerado una de las necrópolis más modernas de todo el Estado–, fundó el su propio estudio en la Diagonal de Barcelona. Su esencia a la hora de crear consiste en no realizar edificios con afán especulativo o que destruyan el paisaje o la ciudad. Entre sus proyectos, destaca la torre Cube en Guadalajara (México), un trabajo realizado entre 2002 y 2005 que marcó un punto de inflexión y en el que la idea era crear un edificio con oficinas ventiladas y luminosas que aprovechara las virtudes del clima local sin necesidad de utilizar aire acondicionado. Otras obras significativas de Pinós son el CaixaForum de Zaragoza –concebido como una pieza escultórica en medio de un parque que busca formar parte del espacio público separándose de tierra para liberar su planta baja–, la Escola Massana, el edificio de departamentos de la Universidad de Económicas de Viena o la fachada posterior del Mercado de la Boqueria en Barcelona, o su casa de Mallorca, entre otros. En 2012 creó la firma de mobiliario Objects by Estudi Carme Pinós, una colección de productos a precios accesibles, con materiales de alta calidad, versátiles y de fácil montaje.

Carme Pinós no se plantea construir edificios geniales, sino construcciones dignas. El tesón a la hora de dar autoridad a las obras se traduce en dar una importancia absoluta a la expresión de la estructura: “Cuando se explican las fuerzas de la naturaleza, la gravedad, los equilibrios, y haces un edificio como un árbol, del que ves la estructura, la presencia y el vínculo con todo, es más fuerte. Está en la tierra y explica cómo está, no es fruto de dibujos etéreos ni son formas amorfas”, afirma Pinós, quien pertenece a una generación en la que las arquitectas eran minoría.

La arquitectura relaciona el arte y la vida. Y esto es lo que siempre ha interesado a Carme Pinós, la responsabilidad que la arquitectura tiene con la sociedad: construir escenarios para la vida. Y para ello Pinós tiene claro que el arquitecto antes de construir debe destruirse.