El Museo Picasso de Barcelona presenta hasta el 19 de marzo la exposición Daniel-Henry Kahnweiler. Marchando y editor donde se muestra la personalidad y la actividad de este hombre excepcional en todas sus facetas: la de marchante, la de editor y la de historiador. La exposición, organizada con el Centro Pompidou de París y comisariada por Brigitte Leal bajo la dirección de Emmanuel Guigon, forma parte del programa oficial de la Celebración Picasso 1973 – 2023 para la conmemoración del 50 aniversario de la muerte de Pablo Picasso y abre los actos de la celebración en Barcelona
En palabras de Jordi Martí, Teniente de alcaldía de Cultura, Educación Ciencia y Comunidad, esta exposición inicia una serie de conmemoraciones que tendrán lugar en la ciudad condal para celebrar también los años conmemorativos de otros dos artistas referenciales del arte contemporáneo y que como Picasso tienen un fuerte arraigo en la ciudad: Antoni Tàpies y Joan Miró. A su vez Martí ha remarcado el papel de Kahnweiler como gestor cultural, destacando su gran conocimiento del contexto artístico del momento y su rol de proteccionismo del arte.
Carlos Alberdi, el comisionado de la conmemoración del 50 aniversario de la muerte de Pablo Picasso, ha puesto de relieve la celebración en sí misma y la serie de exposiciones que tendrán lugar en los próximos meses sobre Picasso a nivel nacional e internacional y ha destacado la figura de Kahnweiler como visionario, como gran marchante del cubismo.
La exposición ha sido posible gracias al préstamo de las más de cien obras de la colección Kahnweiler-Leiris proveniente de la donación de Louise y Michel Leiris al Musée national de arte moderno en 1.984 y conservadas en el Centro Pompidou. Estas obras han posibilitado reconstituir fielmente el recorrido del hombre de las tres galerías (Kahnweiler, Simon y Leiris), todo un reto, ya que Kahnweiler vio pasar entre sus manos miles de obras y orquestó colecciones enteras en todas partes del mundo, tal y como nos ha comentado Brigitte Leal.
Según Emmanuel Guigon, director del Museu Picasso, en declaraciones esta mañana, la exposición ha sido pensada como una novela de muchos capítulos para poder albergar también la faceta de editor, historiador y crítico de arte del marchante y para que el recorrido cronológico y temático se explica a través de obras de artistas de las galerías de Kahnweiler, pero también pivota en los puntos más relevantes de la existencia atormentada de su fundador: el impacto de las dos guerras, la relación con Alemania, la importancia del conjunto de sus escritos, la evolución de sus exposiciones, el lugar particular que ocupa Picasso y el papel de este hombre reservado y singular.
Joaquín M. Domínguez Daniel-Henry Kahnweiler i Joan Ainaud de Lasarte al Museu Picasso de Barcelona Març del 1968 Museu Picasso de Barcelona © Successió Pablo Picasso, VEGAP, Madrid, 2022
Daniel-Henry Kahnweiler
En la historia del arte del siglo XX, la figura de Daniel-Henry Kahnweiler (1884-1979) es una leyenda. De origen alemán, escogió París para abrir su galería en 1907, en el número 28 de la rue Vignon. Las pocas exposiciones y presentaciones que organiza hasta 1914 le convierten en el marchante pionero del cubismo. Promotor de Georges Braque, Pablo Picasso, André Derain y Maurice de Vlaminck, y después de Juan Gris y de Fernand Léger, Kahnweiler construye desde cero una red internacional de coleccionistas cubistas, como Hermann Rupf, Roger Dutilleul, Vincent Kramar, Serguei Sxukin y Gertrude Stein, y se rodea de los mejores críticos, como Guillaume Apollinaire, Wilhelm Uhde, Ardengo Soffici o Carl Einstein. Kahnweiler era también un letraherido que se hizo editor para reunir, en libros exquisitamente editados, a los poetas y pintores del grupo cubista: Apollinaire y Derain, en L'Enchanteur pourrissant, en 1909; Max Jacob y Picasso, en Saint-Matorel, en 1910, entre otros.
El estallido de la Primera Guerra Mundial, en 1914, pone fin al auge de la galería ya la cotización del cubismo, puesto que la mayoría de los artistas de este movimiento son llamados a filas. Kahnweiler, que es pacifista, se refugia en Suiza bajo la protección de Hermann Rupf, pero el fondo de la galería es embargado como bien enemigo y se dispersa después de cuatro subastas que tienen lugar entre los años 1921 y 1923. En 1920 se inaugura, en el número 29 de la rue de Astorg de París, una nueva galería que lleva el nombre del socio de Kahnweiler, André Simon, desde donde se siguen defendiendo los artistas históricos de la galería, salvo Picasso, vinculado ahora a Paul Rosenberg, ya la que se incorporan nuevos nombres como el escultor Henri Laurens o los catalanes Manolo Hugué y Josep Togores; a su vez, Kahnweiler se interesa y promueve nuevos talentos como André Masson, Élie Lascaux o André Beaudin.
Estalla la Segunda Guerra Mundial y esta vez Kahnweiler, por su condición de judío, es un objetivo. El conflicto comportará el cierre de esta segunda galería, que resurgirá de sus cenizas en 1957, con el nombre de Louise Leiris, hijastra de Kahnweiler y casada con Michel Leiris. Tras la muerte de Kahnweiler, en 1979, y de Louise Leiris, en 1988, la galería, ubicada en el número 8 de la rue Monceau, continúa la obra de Kahnweiler, en particular a través de exposiciones memorables dedicadas a Picasso .