El Centro Cívico Sant Andreu inaugura un proyecto curatorial en dos actos. El primero, Un mínimo flash de larga duración comisariado por Marta Ramos-Yzquierdo, del 26 de noviembre de 2022 al 8 de enero de 2023; y un segundo acto Cuerpos sin órganos, comisariado por Albert Mercadé.
El proyecto nos habla de cómo la cotidianidad, nuestro día a día se ha articulado tradicionalmente por el tiempo que pasábamos trabajando, lo que pasábamos descansado y lo que teníamos por dormir. Periodos de ocho horas en los que nuestra actividad parecía dividirse en tiempo propio, tiempo social y tiempo laboral, pero que, sin embargo, y sobre todo desde la llegada de este último tecnocapitalismo, ahora es un continuo en el que en todo momento estos tiempos están marcados por su carácter productivo: cuando trabajamos, cuando descansamos porque estamos consumiendo, cuando dormimos, puesto que nuestros datos están rindiendo por nosotros. Los días que cada vez nos parecen más cortos se suceden en esta rotación de un sistema productivo que finalmente nos ha convertido en el producto más productivo de todos, buscando el control de nuestros tiempos y cuerpos sin que casi nos demos cuenta.
Larga duración es un término que designa esa temporalidad que como la de un sistema productivo nos excede. Y contra esta inercia, hay pequeñas rebeliones que, ante lo que nos está pasando a todas, quieren suponer un pequeño sabotaje desde lo absurdo, desde el error, desde el ser y estar fuera de la norma . Estas sutiles insurrecciones con unas temporalidades muy precisas y coyunturales son las que muestran las artistas convocadas –Ana Ayuso, Marta Galindo, Tim Neutel, Beatriz Regueira, che roimeser y Jon Ander Terroba– en la sala del Sant Andreu Contemporani: desde un café mal servido, una taza corporativa lanzada contra la pared, un salto anticipado, un diario de fallos, una historia de amor o un sello para una carta.
Cuerpos sin órganos, con los trabajos de Adrián Castañeda, Pablo del Pozo (artista invitado). Anna Pascó. Pol Pintó y Marta Pujades, sólo se podrá captar durante las 8 h iniciales de este proyecto y después de andar los cuatrocientos metros que separan Sant Andreu Contemporani del local, en el que la reflexión sobre las formas de infiltración y sabotaje se pueden organizarse repensando un cuerpo liberado del subconsciente colectivo productivo. El término “cuerpo sin órganos” fue cómo definieron Deleuze y Guattari esta posibilidad de liberarse de la realidad dominante. Las artistas descompondrán ese rastro sistémico a través de la potencia de repensarnos como nuevos cuerpos, nuevas formas de vida.