Grisailles es el título de la exposición que Miquel Barceló (Felanitx, 1957) inaugura en la galería Thaddaeus Ropac de París, que se podrá visitar hasta el 7 de enero de 2023. Esta exposición es el resultado de su trabajo realizado después del período del confinamente y hasta la fecha, creaciones que ha ido componiendo en el taller a través del uso de la grisalla, una técnica en blanco y negro que produce la sensación de relieve escultórico y ligereza en sus escenas y que tuvo su origen en el siglo XIV. Barceló presenta en la muestra una serie de naturalezas muertas a gran escala en las que aparecen criaturas marinas, flores y huesos nacidos de su nueva paleta monocromática, así como bueyes y animales salvajes en capas traslúcidas de color que rinden homenaje a esta tradición pictórica, detalla la galería francesa. Entre la pintura holandesa del siglo XVII y el bodegón español, el artista mallorquín ofrece ahora una nueva visión de la naturaleza muerta arraigada en su propia relación el mar, el instinto de supervivencia y ciclo de la vida, retomando códigos tradicionales del género e invitando al espectador a participar en un curioso banquete a través de ellos y de la propia noción de la abundancia.
Conocido por las superficies sedimentadas y ricamente texturadas de sus obras, Barceló tiene un enfoque diferente en esta exposición, adoptando una variación de la tradicional ciencia de la grisalla, donde se aplican capas de color translúcidas sobre un fondo monocromático. El resultado es un grupo de pinturas más aéreas y de composición más débil que el tratamiento anteriormente empleado por el artista en las naturalezas muertas, permitiendo al grano de la tela mostrar las finas capas de tinta y acrílico rojo, rosa, azul y amarillo. La ausencia de relieve y los contornos borrosos de los objetos representados por el artista dan a las pinturas una sensación de misterio y atemporalidad, suspendiéndolas en algún lugar entre sueño y realidad en algún lugar entre sueño y realidad. Como una imagen posterior, podrían evocar, como lo describe Barceló, "una mesa de Pompeya [...] o la cenizas congeladas de cosas." Entre los objetos y criaturas expuestas se pueden encontrar una serie de elementos altamente simbólicos que recuerdan al género de la vanitas que se popularizó en el Renacimiento como advertencia contra el exceso de indulgencia. Conchas vacías, calaveras y los libros abiertos actúan como memento mori, recordando a los espectadores de su propia mortalidad. Éstas son contrastadas con los elementos vegetales en las tablas: ramos de flores y hojas secas de palmera, que simbolizan la vida y el renacimiento. A través de las obras expuestas, el banquete está poblado de criaturas que el artista pesca él mismo en la isla en la que vive y trabaja. Anguilas y pulpos, gambas y bogavantes conectan la escena con la naturaleza, sugiriendo un comentario sobre la precariedad de la plenitud y el valor de una profunda conexión con la tierra.
Además, el museo del Louvre incluye una de sus grisáceas en Les choses (Les cosas), gran retrospectiva en París, la primera desde 1952 sobre la naturaleza muerta, que podrá visitarse hasta el 23 de enero. Esta exposición de autor concebida por Laurence Bertrand Dorléac propone una nueva visión de un género durante mucho tiempo despreciado, como es el de la naturaleza muerta, bajo un título al menos discutible. La representación del mundo de las cosas, algo que encontramos desde tiempos prehistóricos, nos permite realizar una maravillosa inmersión en la historia de la humanidad. Y es que los artistas han sido los primeros en tomarse las “cosas” en serio. Éstos han sabido reconocerlas, darles vida y hacerlas interesantes mediante la exaltación de las formas, el sentido, el poder, el encanto. Asimismo, también han sabido captar su capacidad para hacernos imaginar, creer, dudar, soñar, reaccionar. En Les choses (Les cosas), se lleva a cabo un replanteamiento del género de la naturaleza muerta a partir del diálogo constante que se establece entre los artistas del pasado y los artistas del presente. Teniendo en cuenta nuestro apego a ellas, también se aborda nuestra relación con los bienes materiales. La muestra hace un repaso de toda la historia del arte: desde las hachas prehistóricas hasta los objetos hallados o readymadas de Marcel Duchamp, pasando por Chardin y Manet.