Hace ya unos años viajaba en un avión, casualmente, junto a uno de los más importantes responsables del Ministerio de Cultura de la época; por entendernos, era el número 1 o el número 2 del departamento. Lo había conocido en un cóctel posterior a un acto de mi ramo profesional, el audiovisual. El gremio no tenía un buen concepto respecto al apoyo que el personaje daba a sus problemáticas, y eso que le tenía como uno de sus interlocutores políticos. La conversación fue cordial y bastante abierta, y lo apreté para averiguar el motivo de sus reticencias. No me esperaba lo que me dijo:
“Mira, no lo compliques; en realidad, la cultura sólo está en los libros. Lo demás, pues mira, son otras cosas, importantes, pero no cultura.”
Para mi compañero de viaje, la literatura es la única forma de acceder a un pensamiento crítico, y para él a esto se reduce la definición de cultura . Pero es curioso saber que lo que entendemos por cultura interesa a la gente. No hace mucho tiempo la Real Academia Española hizo pública la lista de palabras que ese año habían consultado a los usuarios de la red en el diccionario, accesible digitalmente. En el primer lugar estaba la palabra cultura . Evidentemente, esto ahora ha cambiado con la pandemia y este puesto ha sido ocupado por el término confinamiento . Pero evidentemente, esta información es relevante y demuestra el dinamismo e interés por el concepto.
Creo que para una mayoría de nosotros la definición de cultura es mucho más amplia que la que defendía el político del avión, que, por cierto, tuvo una gestión bastante despreocupada respecto a los ámbitos que no eran sus preferidos, más allá de la boutade . Ciertamente es clásica una clasificación de artes mayores como la pintura o la escultura; de artes menores como la danza o la mística, y las artes nuevas como el cine, pero esto nunca entraba en contradicción con la idea de cultura. Quien puede afirmar que, frente a un cuadro, sea de Velázquez, Ramon Casas o del pintor joven que por primera vez expone en su pueblo, no tengamos una reacción intelectual o emocional, sea cual sea. Y que ayude a construir nuestro pensamiento, el conjunto de opiniones a las que nos adherimos o rechazamos. Lo mismo podemos decir ante las manifestaciones que hemos mencionado, en todas las disciplinas artísticas o de creación. Luego serán de calidad o no, nos gustarán o no. Pero, evidentemente, en conjunto nos ayudan a ser personas y ciudadanos, lo que justifica, en todos los sentidos, el apoyo de las instituciones públicas y la sociedad civil.