'Els Català, fotógrafos de un siglo' en el Museu d'Història de Catalunya

En 1889 nacía en Valls (Alt Camp) Pere Català y Pic, el patriarca de una estirpe de creadores –Francesc, Àurea y Pere Català-Roca– cuyo trabajo se convierte en capital a la hora de leer la historia reciente del país con los hechos más sobrecogedores, su cultura y su gente.

El destino quiso que el progenitor se iniciara en la disciplina artística de la fotografía a la edad de 12 años y, instalado en Barcelona con su madre viuda, le tocó por sorteo una cámara fotográfica al entidad bancaria donde había empezado a trabajar a esa misma edad. Desde ese momento, Pere Català y Pic se adentra en la fotografía y el estudio teórico de la disciplina emplazandose en la modernidad, en la evolución de la fotografía, que dejaba atrás el pictorialismo dominante.

Así, el viaje que hizo poco después a París le conectó con la vanguardia del momento, a través de autores como Man Ray, Moholy-Nagy y Emmanuel Sougez, entre otros. Llegada la guerra civil española, Català y Pic, junto con el político y escritor Jaume Miravitlles, creó el Comisariado de Propaganda de la Generalidad de Cataluña, un organismo del que se convirtió en jefe de edición. A ese momento pertenece uno de los carteles más icónicos de propaganda política de la primera mitad del siglo XX: Aplastamos el fascismo. Elaborado con la ayuda de su hijo Francisco –entonces un chico de 14 años–, la imagen representa una alpargata de un mozo de escuadra –símbolo de las clases populares– que está a punto de pisar una esvástica nazi con grietas elaborada con barro.

“El verdadero fototécnico publicitario –afirmaba– debe unir al conocimiento de la técnica fotográfica una gran parte de cultura general y artística, una gran sensibilidad receptiva y una fuerza de representación expresiva”, rasgos igualmente fundamentales en los trabajos de Francesc y Pere Català -Roca. Si bien la obra de Francisco se consagra a la fotografía, la trayectoria de Pedro, como la del padre, está concebida básicamente desde la vertiente documental y de revulsivo cultural; desde este planteamiento el joven retratista trabajaría para preservar toda una cultura popular –castillos, fiestas y costumbres–, algunas manifestaciones de las que estaban a punto de desaparecer. Con la exposición Els Català, fotógrafos de un siglo, el Museo de Historia de Cataluña rinde un homenaje al linaje de fotógrafos donde también tiene presencia la figura de Àurea, la única mujer de la saga que trabajaría como retocadora y pintora, y que colaboró enérgicamente en la fotografía publicitaria y el fotomontaje de la empresa familiar PIC. Al cuidado de Andreu Català, hijo de Francesc, en colaboración con su primo Rafel Català, hijo de Pere, la exposición reúne más de 180 imágenes provenientes de diversos archivos, como por ejemplo el Colegio de Arquitectos de Cataluña, que es el depositario del archivo de Francesc Català-Roca, o el Archivo Nacional de Cataluña, que custodia el legado de Pere Català y Pic y Pere Català-Roca, y que compartieron taller con Àurea Català-Roca. Sin duda, una ocasión única para profundizar en ese legado visual a través del cual se escribe el relato de nuestro país.