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Exposiciones

La máquina Magritte

CaixaForum Barcelona. Fins al 6 de juny del 2022

La máquina Magritte

Los cuadros de René Magritte (Lessines, 1898 – Bruselas, 1967) forman parte del imaginario de todos nosotros. Lo sabemos porque cualquier persona, más o menos cercana al mundo del arte, reconoce a un Magritte y sonríe ante la nuca del señor del sombrero. Hasta Pierce Brosnan jugó con esta iconografía en The Thomas Crown Affair : una película del domingo por la tarde donde un multimillonario roba un cuadro de un gran museo y una muchedumbre de hombres, con americana y sombrero a la manera de Magritte, garantizan el éxito del infalible robo. Por todo ello resulta complicado sorprenderse ante una exposición de Magritte: conocemos demasiado bien los juegos y trampas, las composiciones audaces y las variaciones de los mismos temas.

Sin embargo, gracias a Brosnan ya las imágenes magritianas infinitamente reproducidas, La máquina Magritte –coorganizada por la Fundación “la Caixa” y el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza– ha resultado un éxito. Público numeroso y de todas las edades repasa las 69 pinturas procedentes de instituciones, galerías y colecciones particulares, sonríe ante las imágenes provocativas y se sorprende cuando descubre la selección de fotografías y películas caseras hechas por el propio artista.

Guillermo Solana, director artístico del Thyssen-Bornemisza y comisario de la muestra, ha agrupado las obras en capítulos temáticos con el objetivo de analizar los recursos metapictóricos de esta burda producción y pone en marcha la maquinaria con un primer ámbito titulado Los poderes del mago , una selección de autorretratos donde Magritte rehuye el estudio de su fisonomía porque lo que realmente le interesa es presentarnos la figura del artista como mago dotado de superpoderes que no dejará de poner en práctica hasta el final del exposición. ¿Se trata de un brujo capaz de verdaderos prodigios o de un prestidigitador con un repertorio de trucos? A diferencia de André Breton y otros surrealistas, Magritte sugiere a sus autorretratos una actitud irónica hacia el mito del genio creador.

La exposición avanza repasando aquellos cuadros que incluyen palabras escritas, donde imágenes y nombres rara vez concuerdan entre sí: la incongruencia permite cuestionar la realidad. La misma confusión la encontramos en los ámbitos Figura y fondo , Cuadro y ventana o Rostro y máscara : la figura de espalda, que nos oculta el rostro, funciona como una representación del espectador –nosotros– dentro de la pintura, y nos hace conscientes , cuadro tras cuadro, del acto de mirar.

Llegamos al final de la exposición y topamos con aquellas obras en las que el cambio de escala de los objetos se convierte en habitual. Inspirándose en las novelas de Lewis Carroll, Magritte aumenta el tamaño de los objetos hasta hacerlos monstruosos. Paralelamente, aparecen objetos, también monstruosos, levitante: una roca suspendida en el aire en El sentido de las realidades (1963) se nos plantifica delante y nos la hace mirar como si fuera algo nuevo, como si lo viéramos por primera vez. Según Magritte: "Las cosas están habitualmente tan ocultadas por sus utilizaciones que, cuando las vemos un instante, nos da la sensación de conocer el secreto del universo".

Imagen: René Magritte. El gran siglo , 1954.

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