Isidre Manils (Mollet del Vallès, 1948) vuelve a exponer en la Fundación Vila Casas y lo hace con Fora de camp , que ha comisariado Natàlia Chocarro. Un caminar entre la pintura y el cine, las dos grandes artes de la mirada, tal y como comenta el artista. Un mundo de la imagen con ojo cinematográfico de un artista con una trayectoria de medio siglo.
Este título expositivo nos transporta al hors-champ de Deleuze, que nos remite a lo que no se ve ni se siente y, sin embargo, está perfectamente presente. Un juego de ocultación y revelación que está muy presente en Manils, mediante un recorrido con imágenes en movimiento, obras huidizas que transcurren en un tiempo, imágenes que proponen una lectura diferente, un andar y detenerse continuo delante de cada obra, ya que Manils te detiene con la pretensión de provocar esta inmovilidad para llegar a la observación de este tiempo, de estas imágenes fílmicas o videográficas que dan un sentido temporal a la mirada del espectador.
Imágenes completas o fragmentadas, en total diálogo con el apoyo y con las obras, también con el pasado, empezando por el cine Ateneo de Mollet o este juego de miradas inicial entre la serie Acoplamientos del año 1979 que forman piezas polaroids y película 91 m todo conjuntado con la música de James Custodio. Pasado y presente.
Estas primeras piezas te transportan a la forma de crear en Manils, ya que su paisaje creativo son las imágenes que va encontrando y que se pueden ver en revistas o diarios en espera de ser manipuladas algún día. Un proceso que recorta, colecciona, recoge todo tipo de indicios de una realidad que hará visible a la obra, conjuntado con una luz que es muy característica también en el artista vallesano, debido a que es la base de la pintura y también del cine comentando que "el color es la luz y la luz es la materia de la pintura y el cine".
Pero el espectador se enfrenta a un descubrimiento en forma de construcciones que fragmenta horizontalmente, imágenes que dan la sensación de inconexas pero que tienen partes en común, de una creación con distintos soportes en los que reposa la pintura, dando una imagen de discontinuidad, como la serie de ensamblaje de estos últimos años. Allí vemos imágenes en contraste, un mosaico de ilusiones cambiante, superficies que se aglomeran en imágenes.
Con la serie Dibujos , representaciones humanas que se desvanecen con el claroscuro y que da ligereza matérica, se llega a Palimpsesto , al elemento también de la contemporaneidad, para encontrarnos delante de Croma , que debe observarse con gafas 3D.
Un final creado para este recorrido expositivo y que da nombre a la exposición, Fora de camp , un concepto que ya habíamos visto en la serie de dibujos, para fusionar con La persistencia de la mirada , un audiovisual de Pol Penas en el taller de el artista. Una conjunción en forma de ensamblaje de sensaciones. Un vínculo invisible de gran voluntad expresiva.