Naturaleza trágica

Eduard Arranz-Bravo (Barcelona, 1941) es uno de esos grandes artistas nostrats que, pese a tener una trayectoria atómica –empezando por la fábrica Tipel de Parets del Vallès y hasta el crucero que pintó en el 2019–, rara vez podemos ver' n expuesta obra reciente en nuestro país fuera de su fundación en Hospitalet de Llobregat. La última vez fue el verano de hace tres años, en el Espai Cendrós de Sant Feliu de Guíxols, y este año lo volveremos a ver en una muestra individual a partir del 29 de abril y hasta el 10 de junio en La Galería de Sant Cugat, donde no expone en solitario desde hace diez años.

La relación del artista barcelonés con la galería santcugatenca viene de lejos, es de los últimos bastiones galerísticos de Arranz-Bravo en Cataluña; trabaja sobre todo con EE.UU. y China. Hay que decir que, a pesar de tener ya más de ochenta años, Eduard Arranz-Bravo sigue produciendo, y mucho. En la muestra que propone La Galería, podemos ver obra pictórica y escultórica desde el año 2017 hasta el presente, lo que nos permite tomar el pulso a uno de los últimos grandes pintores catalanes posteriores a la eclosión del informalismo.

Arranz-Bravo pertenece a una hornada de artistas –la de los sesenta, con Artigau, Bartolozzi, Limos, Sala, Sierra de Rivera– que optaron por una reivindicación radical del presente; una defensa a ultranza de la contemporaneidad que Agamben describe como “escribir mojando la pluma en las tinieblas del presente”. A pesar de que esto tenga reminiscencias trágicas a priori, nada más lejano al resultado: esta generación, con Arranz-Bravo a la cabeza, esgrimió el arte como herramienta con la que transmitir la vida: trágica, sí, pero también con belleza, diversión y disfrute.

Albert Mercadé, comisario de la última muestra en solitario del artista en la fundación Arranz-Bravo, acertadamente titulada Present continu , nos dice que “Arranz-Bravo es muy consciente de su naturaleza trágica, pero no decae en el nihilismo. Positiva la energía decrépita hacia la vivencia de la realidad que, vivida con intensidad en el presente continuo, puede resultar placentera e, incluso, gozosa.”

Es exactamente esto lo que podemos encontrar en las piezas que se exponen en La Galeria hasta junio. Piezas como Mani-Mani-Mani (2021) o Dear Paradise (2018) nos denotan esta intensidad del presente rítmico, casi ritual y corpóreo, que domina gran parte de la producción pictórica del artista barcelonés de los últimos años, todo sin olvidar escultura, donde este talante vívido también está fuertemente presente, como en Europa, my baby (2014). Por otra parte, Arranz-Bravo también experimenta momentos pictóricos de contención e introspección, que reserva normalmente a los papeles, de los que podemos ver algunos en la exposición que nos ocupa, como Pintura levantada 5 .

Imagen: Arranz-Bravo . Pájaro I , 2021. Óleo sobre lienzo. 100x100 cm.