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Hacia una poética de la fragilidad. Lara Fluxà en la Bienal de Venecia

Hacia una poética de la fragilidad. Lara Fluxà en la Bienal de Venecia
Jordi Garrido venecia - 27/04/22

Lara Fluxà (Palma, 1985) es una artista que ejemplifica paradigmáticamente esta experimentación con los materiales, y las dinámicas que éstos generan con los públicos.

Quizás Gilles Deleuze tenía razón con su particular taxonomía del saber basada en viscosidades, pliegos, flujos, rizomas... En un mundo que parece en descomposición –pandemia, guerra, desigualdades, precariedad…–, todo lo monolítico y contundente ha perdido la su razón de ser. El arte se adentra en este proceso, hunde sus raíces para nutrirse, investigando sus causas o, simplemente, experimentando las posibilidades del presente que habitamos: desde materiales frágiles, líquidos, translúcidos, transparentes o de rechazo hasta la forma en que éstos interactúan con nosotros como espectadores.

Lara Fluxà (Palma, 1985) es una artista que ejemplifica paradigmáticamente esta experimentación con los materiales y las dinámicas –a menudo tensas– que éstos generan con los públicos. Ella misma apuntaba en un perfil realizado por Pere Antoni Pons hace unos meses: “Me interesa trabajar con materiales y formas frágiles, y hacer una disposición que puede parecer peligrosa o incluso agresiva, y ver cómo nuestro cuerpo actúa y se siente interpelado por lo que observa.” En los últimos años han supuesto la consolidación del lenguaje del artista mallorquina: Verni (2018), en el Espai 13 de la Fundació Miró, y Delu (2019), en Projectes SD, supusieron su ruptura con las romanallas que todavía tenía del arte conceptual inculcado en la Academia; mientras que MALC. Pensar el pie, mover el entorno (2021), en Es Baluard, sirve para afianzar esta trayectoria que este año le ha llevado a representar Cataluña en la 59 Bienal de Venecia.

'Limo' o la búsqueda de la raíz

Aliada con Oriol Fontdevila (Manresa, 1978) como comisario y bajo el auspicio del Institut Ramon Llull, Lara Fluxà lleva al certamen italiano su proyecto más ambicioso hasta la fecha, titulado Llim . Según el DIEC, el limo es “barro resbaladizo”; sin embargo, no olvidar que este es un proyecto que se vincula directamente con el lugar donde se expondrá y, en este sentido, la misma ciudad de Venecia tiene una estrechísima relación con este limo: es, literalmente, el suelo en el que se apoyan los pilares que aguantan las plazas, los puentes y las iglesias en torno a los canales. Por tanto, Limo es una propuesta radical, que busca la raíz, lo primigenio: el agua, el limo, el canal.

Limo se traduce visualmente en una gran fuente que bebe y se vierte continuamente en el canal de San Pietro, contiguo al antiguo almacén de barcos que desde 2012 es sede del pabellón de Cataluña en la bienal. La continua circulación del agua a través de los conductos de vidrio y de la fuente hará que, durante el transcurso de la exposición –entre abril y noviembre–, se depositen sedimentos provenientes del soporte físico de la ciudad de Venecia. El lodo viscoso del fondo de los canales se esparcirá paulatinamente por las superficies de factura humana de la instalación, arrastrado por el agua que volverá al cabo de unos minutos de vuelta por tuberías y conductos en la red hidráulica veneciana . Además de agua, lodo y vidrio, Limo también incluirá un sistema de conducciones paralelas en un circuito cerrado que hará circular continuamente otros líquidos, como leche o petróleo.

Hacia una poética de la fragilidad. Lara Fluxà en la Bienal de Venecia Lara Fluxà, 2022. Composició tipogràfica de Carles Murillo a partir del títol en anglès, SILT.

Equipo pluridisciplinar

Para confeccionar la gran instalación que es Llim , la artista mallorquina y Oriol Fontdevila han contado con un equipo formado por ingenieros hidráulicos que han creado un sistema de bombeo ad hoc para la muestra, además de maestros vidrieros, entroncando así con la larga tradición veneciana del vidrio, fuertemente afincado en la isla de Murano desde el siglo XIII.

Voluntad de decir

A través de los materiales –como veíamos en los proyectos anteriores que hemos mencionado– Fluxà expresa una voluntad de decir: hasta ahora, se centraba en la tensión que generaba la materia al enfrentarse al individuo, en cómo ésta nos impone las reglas, como el cristal que se rompe con la misma facilidad que corta. El peligro y la fragilidad de la materia producen en nosotros un miedo al accidente, un miedo aprendido, al que respondemos con comportamientos que dirigen el cuerpo a prevenir y evitar el riesgo. Limo , por su parte, lleva esta conciencia de la prevención a la experiencia ubicada, bebiendo de las teorías de Donna Haraway: el proyecto que nos ocupa no resulta de adaptar la obra de Fluxà al site-specific contextual de Venecia, sino de la asimilación de la materia según la lógica de la viscosidad: ni por síntesis ni por desdoblamiento, sino por adhesión.

Experiencia viviente

"Mientras el agua se mueve, el sentido no deja de fluir", dice Perejaume a Fuentes líquidas y fuentes lignificadas . El agua, los fluidos, los materiales –también las personas– mientras se mueven, no sólo transportan el sentido, sino que lo crean. Limo busca ser una experiencia viviente, un simulacro de organismo con sus propias venas y arterias y su sangre y linfa que circulan por él para dotarla de vida. Sin embargo, la propuesta catalana para la Bienal se enmarca dentro de la temática del certamen de este año: la representación de los cuerpos y sus metamorfosis, la relación entre individuos y tecnologías y la conexión entre los cuerpos y el planeta.

En la imagen Lara Fluxà. Foto: Violeta Mayoral.

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