El Museo Enric Monjo presenta del 10 de abril al 12 de junio a Martí Rom. 50 años de arte, comisariada por Ramon Casalé Soler.
Esta exposición de Martí Rom recoge el trabajo de cinco décadas de constante actividad creativa, en las que se puede comprobar su interés por diferentes disciplinas artísticas, que van desde la fotografía, los cortometrajes, las performances, los environnements y las acciones, hasta la escultura, pasando por la pintura, el collage, el grabado, el dibujo y los objetos. Además de otras facetas como las de galerista, promotor y activista cultural, han originado que su vida esté plenamente dedicada al arte. Por eso, la presente retrospectiva en el Museu Monjo permite al público contemplar una pequeña muestra de lo que ha ido creando todos estos años, pero que sirve para darse cuenta de su capacidad para construir obras imposibles, que se extienden más allá de la realidad, y que sólo se encuentran en su propia imaginación.
En sus inicios se interesó por el arte conceptual que, en ese momento, años 70-80, era muy importante en Cataluña. Lo compaginaba con la escultura, ya que él mismo confesaba que desde muy joven ya recopilaba objetos, piedras y maderas que iba encontrando por el campo, las playas y en cualquier lugar que pisaba. Como resultado de estos hallazgos construía ensamblajes evocando tiempos pretéritos.
Para él, el reciclaje se ha convertido en una obsesión, ya que le permite utilizar materiales y objetos diversos que por sí solos representan lo que son y qué finalidad tienen, pero en sus manos se convierten en obras de arte, porque sabe manipularlos y transformarlos en nuevos objetos que suelen ser fácilmente identificables para el espectador.
La exposición sigue un orden cronológico, en el que vemos esculturas, pinturas y dibujos que permiten seguir el proceso creativo de una misma obra y que sirve para comprobar que una pieza aparentemente fácil de crear por los elementos que la integran, no lo es en realidad , ya que es mucho más compleja de lo que parece. Lo que sucede es que para nosotros determinados objetos retroverse no significan nada, en cambio para él sí que son importantes. De unas tenazas, de unas bisagras, de unos clavos o de unas palas aparece un rostro humano, un pájaro, un perro, un pez, un tótem...