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Opinión

Reinventar

En col·laboració amb A*Desk – Critical Thinking

Reinventar

En 1966, Aldo Rossi publicó La architettura della città (La arquitectura de la ciudad) . En los intensos años de reconstrucción de la posguerra europea, la labor de los arquitectos consistió principalmente en dar solución al problema de la vivienda en lugares arrasados por la destrucción bélica, solares devastados repletos de escombros en los que no había memoria posible para rescatar, sino más bien para olvidar: la ciudad era una mera mesa rasa. Frente a la vorágine de la reconstrucción, Rossi plantea un estudio analítico de los “hechos urbanos”, un llamamiento al orden después de una época de desmedida, aunque necesaria, (re)construcción. Era necesario que el arquitecto se inviste de las galas del historiador.

Seis años más tarde, en 1972, se publicó otro de los libros importantes de la segunda mitad del siglo XX: Learning from Las Vegas (Aprendiz de Las Vegas) , de Robert Venturi, Denise Scott Brown y Steven Izenour, en el que se dejaba de mirar en la historia disciplinar para buscar en la tradición vernácula cierta legitimación para la arquitectura contemporánea. Adentrándose en los mecanismos de construcción de una ciudad contemporánea ejemplificada en Las Vegas, una ciudad hecha prácticamente de la nada, en pleno desierto de Mojave.

Seis años más tarde, en 1978, a esta saga de estudios sobre la ciudad, se une Delirious New York (Delirio de Nueva York) , de Rem Koolhaas. Si en Aprendiz de Las Vegas se intentaba inaugurar una nueva mirada sobre una realidad construida por no arquitectos en busca de sus formas simbólicas, Rem Koolhaas indaga en la historia reciente de Nueva York, mezclando indiscriminadamente referencias cultas, populares, marginales o delirantes : de Coney Island en el Rockefeller Center, de Hugh Ferris en Raymond Hood, de Diego Rivera en Salvador Dalí.

En una docena de años, estos tres libros acaparan la atención de la academia y marcan el devenir de la cultura arquitectónica en las siguientes décadas. Y mientras la academia se ocupaba en ejercicios de inserción de nuevas piezas en la ciudad, Gordon Matta-Clark inició a principios de la década de los setenta sus primeras intervenciones en edificios. Los edificios objeto de sus furtivas intervenciones eran estructuras normales y corrientes, carentes de calidades, que, por su situación de abandono, permitían intervenir sin regulación urbanística o museística alguna. En su obra Splitting (Englewood, Nueva Jersey, 1974), Matta-Clark elimina todo rastro de habitar y hace que una casa cualquiera de un barrio cualquiera adquiera las cualidades de un objeto escultórico. Lo construido pasa a tener una nueva vida alejada de todo normativismo urbanístico o clasificación museística para constituir una nueva forma de entender el patrimonio construido.

En los tres estudios sobre la ciudad citados aquí, Matta-Clark amplía el concepto que hasta entonces se entiende como patrimonio. Ya no se trata exclusivamente de insertar piezas en el tejido histórico, o de discusiones tipológicas disciplinarias, sino que se permite que las lógicas propias del edificio, de los usuarios y del proyectista actúen sin demasiadas trabas para poder proponer una nueva manera de entender lo que se ha construido.

Imagen: Gordon Matta-Clark, Conical Intersect , 1975. Fotomontaje. Canadian Centre for Architecture ©️ Estate of Gordon Matta-Clark

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