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Exposiciones

"Narcohumanismo. Farmacias y estupefacientes" en el Bòlit. Centro de Arte Contemporáneo

"Narcohumanismo. Farmacias y estupefacientes" en el Bòlit. Centro de Arte Contemporáneo
bonart gerona - 11/03/22

Del 11 de marzo al 22 de mayo, el Bòlit. Centro de Arte Contemporáneo de Girona presenta la exposición Narcohumanismo. Farmacias y estupefacientes en las prácticas artísticas actuales, exposición propone un extenso mapa vivencial, y también documental, de las prácticas de consumo y subjetividades que generan: sus usos lúdicos, pero también los laborales; la vida sensitiva, y los sistemas de poder que la determinan; los efectos narcóticos, y, con ellos, los afectos humanos.

Narcohumanismo se presenta como una investigación sobre los mapas y las cartografías que trazan las drogas, las legales y las ilegales, las toleradas y las consumidas clandestinamente y sus consecuencias a la hora de crear subjetividades, intimidades y formas diferentes de comunidad .

"Narcohumanismo. Farmacias y estupefacientes" en el Bòlit. Centro de Arte Contemporáneo Ana Laura Aláez. Dance Disco (2000)

Desde los optalidones que, tradicionalmente, consumían las abuelas hasta el MDMA hay una larga lista de sustancias que, según la tesis de los comisarios, nos completan, ya que da la impresión de que no es suficiente con uno mismo para desarrollar la vida laboral, la vida sexo afectiva y todas las demás responsabilidades del capitalismo emocional o de lo que Laurent de Sutter denomina Narcocapitalismo.

Con esta exposición se quiere dar otro vuelco al término humanismo, otro significado. Los artistas que participan han investigado las diferentes formas en las que el tráfico de las sustancias y su circulación conllevan toda una cultura política, de género, financiera y de otro tipo.

"Narcohumanismo. Farmacias y estupefacientes" en el Bòlit. Centro de Arte Contemporáneo

A lo largo del itinerario trazado a Narcohumanismo este sistema de inversiones y traslaciones lo encontramos expresado en inflexiones psicodélicas que alteran la percepción (Rapapawn), así como en actos en los que el espacio museístico es invadido y transformado por el espíritu nocturnal y dionisíaco de la fiesta (Ana Laura Aláez). El consumo de éxtasis también tiene su monumento o noonumento (Joan Pallé). La autobiografía se convierte en un autorretrato clínico (Benzo). Asimismo, las prácticas de consumo, toleradas, ilegalizadas o alegales, despliegan todas sus resonancias en términos políticos, ya sea que se trate de las políticas penalizadoras de los procesos migratorios (Daniela Ortiz), las que determinan las modalidades de reunión y asociación sexual colectiva (José Begega) o aquellas otras que crean identidad de género a partir de la experimentación (Quimera Rosa).

En las grietas entre la interioridad y la exterioridad, la vivencia estupefaciente incorpora una dimensión espacial y geográfica. Cartografiar los territorios -paradisíacos, infernales o purgatoriales-- y presentarlos como paisajes de presión sometidos a las fuerzas del (narco) capital es el aspecto que pone en común varios proyectos que nos enseñan la ciudad iluminada por lucecitas de blíster (Julia Montilla), las dinámicas de compraventa en las catacumbas del deep web (Daniel G. Andújar) y las rutilantes y siniestras arquitecturas creadas por los cárteles, desde Cali (Luis Molina-Pantin) hasta Galicia (Jacobo Bugarín). Estas inflexiones, y las anteriores, tienen lugar en el contexto lumínico y sonoro generado por Óscar Martín, que ha creado una instalación envolvente donde las visitantes de la muestra se convierten en sujeto experimental.

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