La Fundació Suñol presenta, hasta el 8 de abril, En tres actos. Veinte rostros y tres multitudes, un tríptico expositivo comisariado en colaboración con Valentín Roma acompañado de un conjunto de programas públicos que pretende mostrar cuáles son las líneas argumentales de la Colección Suñol Soler y con qué horizontes artísticos e históricos fue creada . Antes que un montón de piezas inmóviles, una colección también es —o es sobre todo— una especie de registro de intensidades, una forma de acercarse al arte con los argumentos de cada momento concreto pero al mismo tiempo con las preguntas que anticipan puntos de vista todavía latentes.
El tercer y último acto, Veinte rostros y tres multitudes, se adentra en el gran motivo iconográfico del arte, el elemento que cuestiona las cronologías y lleva hasta el presente la verosimilitud de todos los pasados: el rostro humano a través de los trabajos de Rosa Amorós, Eduardo Arroyo; Morath, Antonio Muntadas, Guillermo Pérez Villalta, Pablo Picasso, Juan Poncio, Darío Villalba, Andy Warhol, Zush/Evru.
La cara es memoria y es, asimismo, literatura de lo vivido. Se escribe la experiencia y se intuye el futuro. Una faz que mira con inquietud reclama que la desciframos. Una cara que oculta su fisonomía parece administrar cuáles son sus certezas.
"Veinte rostros y tres multitudes recorre la Colección Suñol Soler persiguiendo un mcguffin: la faz entendida a modo de apoteosis o apocalipsis del arte, las caras que nos devuelven determinadas enseñanzas primordiales; entre otras, que el mínimo común múltiple de la contemplación estética es sentir curiosidad, conducir el rostro hacia un uso colectivo enarbolando las diferencias –y también borrando si es necesario– entre lo que somos y lo que se ve”, escribe Valentín Roma.