Los efectos de la Covid han tenido una fuerte repercusión en el mercado del arte. Dos largos años después de esta situación se vislumbra un nuevo indicio de luz con cambios sustanciales en el complejo camino de las finanzas artísticas, pero no sin variar ciertas reglas y hábitos que se están consolidando.
Según los informes facilitados por Artprice que analizan en el primer semestre de 2021, los indicadores muestran un cierto optimismo que se traduce en una fuerte y sólida recuperación. En los últimos meses el índice de confianza de los compradores Art Market Confidence Index® (by Artprice.com) ha ido creciendo paulatinamente, aunque todavía no ha alcanzado los niveles de antes de la pandemia. A diferencia del sector de las galerías, que intenta ponerse al día aplicando las nuevas tecnologías, las ventas en subastas han superado con creces todas las expectativas. Han sabido adaptarse con fuerza y dinamismo a esta nueva situación de forma espectacular, llevando la iniciativa y recuperando la seguridad de los últimos años anteriores a la crisis sanitaria de la Covid.
Entre las nuevas actuaciones que han llegado para quedarse, se encuentra la transformación digital, que ha crecido exponencialmente. De las 258 subastas que realizaron Christie's, Sotheby's y Phillips, más de la mitad fueron a través de internet y se dejaron para las subastas presenciales las ventas de obras de gama alta. Nuevas reglas y formas de actuar hacen que el 2021 sea un año de cambio. Ciertamente, el mercado tradicional se enfrenta a una situación caracterizada por la aparición de los NFT (non-fungible tokens), activos digitales únicos que han entrado con mucha fuerza y que pueden transformar el sector del arte digital sobre todo en obras de alto valor adquisitivo. De hecho, los NFT ya representan un tercio del valor de las ventas online, o lo que es lo mismo: un 2% del mercado mundial de arte secundario. Ante este nuevo escenario, se están creando dos mundos paralelos: uno tradicional, el que conocemos, el de siempre, y otro más dinámico, fulgurante, atrevido, que rompe los esquemas establecidos con nuevos criterios y normas que habremos de aprender. ¿Cómo entender esta nueva situación? En palabras de Thierry Ehrmann: “Actualmente coexisten dos mercados del arte: uno orgánico y otro disruptivo. El primero es un mercado tradicional plenamente vinculado a la historia del arte, con sus códigos, sus museos, sus galerías, sus ferias, sus bienales, etc. El segundo refleja un universo en profunda reorganización, que desafía a la historia oficial a través de movimientos como Me Too y Black Lives Matter y que está claramente orientado a los numerosos retos políticos, climáticos, sanitarios y tecnológicos que se avecinan.”
Una metamorfosis que en este primer semestre de 2021 se consolida notablemente. Las ventas en subastas este primer semestre han alcanzado la cifra de 6.900 millones de dólares, lo que significa un 3% más que en el mismo periodo de 2019. Este éxito se ha traducido en un número récord de transacciones que ha alcanzado las 288.000 de ventas de obras de arte, un 5% más que el mismo período de 2019. Cabe destacar el incremento del 13% en número de ventas de aquellas obras que tienen una franja entre 1.000 y 20.000 dólares, ya que son las más solicitadas. Por el contrario, los lotes de gama alta, aquellos entre 1 y 50 millones de dólares, bajaron un 1,4% con relación al 2019. Por sectores, el arte contemporáneo ha logrado de forma espectacular un incremento del 50% respecto al mismo período de 2019. Hecho insólito si tenemos en cuenta que hace 20 años este sector nombre se significaba el 3%. Y, respecto al sector del arte moderno (-8%) y posguerra (-4%), todavía no han recuperado sus niveles de antes de la crisis pandémica. Las subastas de otoño y el inicio de las ferias serán un buen termómetro para saber en qué condiciones se encuentra la salud del mercado. Una difícil situación a tener en cuenta con los cambios de paradigma que se avecinan.