Artur Ramon Art presenta, hasta el 4 de marzo, la exposición Dominica Sánchez. Pintura, dibujos y esculturas de los años 2000. La estética austera y rigurosa de la obra de Dominica Sánchez nace de la dificultad colectiva de la posguerra y la represión vivida de cerca de ese tiempo sede de niña, a caballo entre los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado. Las pinturas recogen el tiempo del artista y lo abocan al espectador.
Esta exposición recupera su trabajo hace una veintena de años, como cristalización del tiempo del artista y reivindicación de la pintura como vida, de los muchos caminos que se abren entre la experiencia vital y la pintura. Cuando en 2002 se presentaron algunas de estas obras en el Museo de Pintura de Sant Pol de Mar, Maria Lluïsa Borràs las situaba en una tendencia espiritual de la pintura catalana, introspectiva ya la vez evocadora de la naturaleza. Es por esta cualidad introspectiva y espiritual que la pintura de Dominica Sánchez nos permite ejercitar nuestra capacidad de percepción, interrogar lo que sería la vida vista así, en una pintura.