Crítico de arte, historiador, gestor cultural y colaborador de bonart desde sus inicios, Daniel Giralt-Miracle es de esas personas que ha sabido siempre estructurar muy bien su día a día y, durante la última década, ha ido troceando su importante fondo artístico formado por libros, obras de arte, diverso epistolario -custodiaba también los fondos de su abuelo y de su padre- para enriquecer el conjunto de equipamientos del país. El Museo de Valls, la Universidad de Vic, el Museo del Diseño y, desde hace relativamente poco, el Archivo Nacional de Cataluña, entre otros, han recibido su legado. "Es un esfuerzo por entender la Catalunya Ciudad noucentista y muscular el territorio al más puro estilo francés o anglosajón", me reconocía por teléfono hoy mismo el buen maestro Giralt-Miracle. Hacía tiempo que esperaba formalizar la última donación que, al final, llegará el próximo 1 de febrero en un acto íntimo y discreto, como su talante, y con la complicidad y ante la consejera de Cultura de la Generalitat de Catalunya, Natàlia Garriga.
El debate de los archivos, donaciones o compras, es una cuestión que siempre queda latente en actos de estas características. Giralt-Miracle lo ha tenido claro, ayudar a potenciar el país que le ha dado tantas cosas, como la dirección del MACBA o la oportunidad en el departamento de cultura de "conocer el territorio", apuntaba contento. Y hacerlo a coste cero por las arcas de la Generalitat, que significa de todos los ciudadanos de un país que gracias a ejemplos como el de él, como el de Vila Casas, con quien le une una fuerte amistad, ayudan a ver luces en el mapa de la cultura catalana.