La controversia originada estos últimos días por la negativa de la Generalitat a conmemorar el Centenario Guillem Viladot de forma oficial tiene muchas aristas. Quisiera exponer algunas.
Pero hay una incontrovertible: por el Departamento de Cultura y por la Generalitat en peso (dado que las conmemoraciones oficiales cuelgan de Presidencia).
Guillem Viladot es una figura de segunda categoría .
Lo demuestra que, en la selección de conmemoraciones oficiales que ha realizado el gobierno en materia cultural, Viladot no aparezca. Però ho demostra encara més que, tenint en compte que aquesta exclusió ha estat rebuda com a una bufetada a Ponent i en molts sectors de la filologia i de la cultura catalana, va aparèixer ràpidament una plataforma que va redactar un manifest ( el podeu llegir i firmar aquí ) al que se han adherido por el momento más de mil quinientas personas (cifra nada despreciable en un campo como el de la cultura y en medio de las fiestas de navidad). Y fue entonces, y sólo entonces, que el departamento de Cultura corrió a hacer un comunicado feo (un comunicado feo es un comunicado fracasado) donde venía a decir que no nos preocupáramos, que se celebraría el centenario del escritor de Ponent , pero con reducciones considerables. O sea, ahora pasaba a ser considerado un centenario de segunda categoría.
Pocas horas después, en la web de la Generalitat se colgaba una nota suplementaria a la conmemoración de los centenarios oficiales en la que se venía a decir que también (subrayo el adverbio) se realizaría una conmemoración de los cien años del nacimiento de Viladot dado el arraigo del personaje en un territorio catalán determinado. Es decir, que el Centenario Viladot se tendría en cuenta ( también ) pero no de forma oficial.
Y, a partir de ahí, salen las aristas a las que me refería. Para empezar por el final: resulta que el centenario Viladot se presenta por parte de la Generalitat como de segunda fila para que sólo hubiera sido importante en los territorios de Lleida. ¡Ay, caramba! Pero, suponiendo que esto fuera verdad, ¿Ponente no forma parte de Cataluña? ¿Lo que ocurre allí no trasciende el marco estricto de ese territorio?
No, no es verdad: él no se circunscribió a la cultura local de Agramunt (suponiendo que esto no fuera algo importante en sí misma), oa la de las tierras de Lleida. Por tanto, se infiere una verdad que da miedo: en el departamento de cultura no saben quién fue Viladot; de lo contrario, sabrían que publicó en varias editoriales barcelonesas, que mantuvo relaciones intelectuales con diversas personalidades catalanas (de Ponent o no) e internacionales, y que era un personaje de amplio espectro que, mira por dónde, decidió no vivir en Barcelona de forma permanente (aunque estudió y tenía piso donde acudía a menudo, no sé si esto puede contar como desagravio).
Si esto no fuera suficiente para desacreditar un criterio tan centralista y provinciano, fijémonos en que, entre los escogidos a celebrar una conmemoración oficial, se encuentra el Ateneu Barcelonès, cuya acción es evidente que ha tenido a lo largo de su historia un arraigo territorial selectivo, el de la ciudad de Barcelona; sobre todo entre los miembros de la burguesía barcelonesa que eran socios y socias. ¿Que el Ateneo merece una conmemoración oficial? Está claro que sí. Al igual que Viladot, y no pese a que no viviera en Barcelona, sino precisamente porque escogió voluntariamente hacer de Ponent una alternativa a los cenáculos culturales que dirigían Catalunya y que, al parecer, lo siguen haciendo.
Más aristas sobre la indignación que ha causado la decisión del departamento de Cultura y de la presidencia de la Generalitat. Una que supone un problema endémico que ya he empezado a insinuar: el olvido de la cultura surgida de Ponent y, más aún, la de creadores que, como Viladot, son poco simpáticos con el poder, el de antes y el de ahora. Digámoslo de forma clara:
Si Viladot no merece la conmemoración de un centenario oficial, ¿qué otro creador de Ponent lo merecerá según los criterios de los cenáculos oficialistas, centralistas y miopes?
Nos están diciendo que sólo quienes publican en los diarios de Barcelona son importantes para la cultura catalana; ¿que sólo si haces exposiciones en los centros de arte de Barcelona demuestras relevancia? Entonces, quizás en vez de hacer periódicos y revistas en comarcas; o de promocionar la existencia de centros de arte por todo el territorio, mejor que lo cerramos todo y, eso sí, aumentamos la fluencia y la intensidad del transporte público para poder ir hasta la capital, donde seremos instruidos en las benevolencias de la verdadera cultura catalana, no la campesina, burra, desvergonzada y papissota.
Y, por último, la última arista de todas. Que va de procedimientos. Parece que la concesión de las conmemoraciones oficiales se decide a través de una comisión de la que no he podido saber su composición nominal exacta (en esto, la página de la Generalitat es incomprensiblemente inconcreta). Por cierto, el Ateneu Barcelonès forma parte de esta comisión y, mira por dónde, una de las conmemoraciones ha sido para la insigne institución barcelonesa. ¿Nadie ve algún problema ético en el que alguien forme parte de una comisión que decide premiar a ese alguien? Y en esta comisión también tiene voto Òmnium: quizás también fuera bueno que esta institución que tiene sedes por todo el territorio (si no me equivoco Òmnium La Segarra-Urgell ha votado a favor del centenario Viladot oficial, de primera categoría, firmando el manifiesto al que he aludido antes, y Òmnium Lleida-Ponent, también) explicase cuál es su posición sobre el asunto. ¿No encuentra? Porque la dirección “central” no ha salido a defender la conmemoración oficial del centenario Viladot de forma inequívoca, al fin y al cabo se trata de ampliar en un personaje más lo previsto.
En conclusión, han convertido algo lógico, que Viladot es un personaje interesante (el mismo año pasado se vio en la Fundación Joan Brossa de Barcelona una exposición donde esto quedaba en evidencia), en un problema político. Y son los políticos quienes deben arreglarlo sin excusas y comunicados que estropean la cosa más de lo que ya lo está. Porque si me permite un símil deportivo, en Barcelona han decidido unilateralmente que Viladot es de segunda división, y eso no se ha decidido en el terreno de juego, lo han arreglado en los despachos. Y en los despachos deben solucionarlo.
Artículo original publicado en Pensaciones de Joan Minguet Batllori