Santiago Gimeno. Huellas II

Transcurrir por la vida, vivir sus espacios y todo lo que ocurre allí es la inspiración que mueve la mente creadora de Santiago Gimeno. Sus trabajos son un desafío a nuestra forma de estar, de ser, de ocupar los espacios y de asimilar los lugares que nos rodean. No se trata de lugares de paso, sino de entender el espacio como lugar en el que perdurar y permanecer. Habitar un espacio no es sólo estar sino confundirnos con él. Gimeno es consciente de las marcas que el tiempo deja en nuestro entorno, nuestros cuerpos y la transformación que esto implica en todo lo que nos rodea. El devenir humano no es un tráfico inmaculado.

Es en este punto donde las obras de Gimeno nos plantean una reflexión en dos sentidos complementarios. Por un lado, y como indica Jaime Ángel, el desarrollo de este trabajo ha llevado al artista a plantearse nuevos horizontes de su plástica, más vinculados con la exploración y el interés por redefi nir espacios. Es decir, si somos agentes pasivos o activos en la configuración de estos espacios. Por otro lado, y alejado de la cuestión más física y corporal, Gimeno sabe que todo esto deja un poso de memoria que conserva la experiencia vivida. Estas dos vertientes de la obra de Gimeno confluyen en el parque dels Estanys, que se convierte en el entorno idóneo para este proyecto que reúne un conjunto de 13 esculturas de gran formato titulado Petjades II.

Al deambular por el parque, en el paseo, al andar, las esculturas aparecen como recopilaciones de la experiencia, metáforas de la huella que la experiencia y el paso del tiempo dejan en nosotros. Precisamente, este concepto de huella, que Gimeno repasa en Platja d'Aro, ya ocupó un especial interés del artista durante la retrospectiva que inauguró en el 2018 en el Museo de Zaragoza. Estas “huellas” son, tomando palabras de Walter Benjamin, “la aparición de una cercanía, por lejos que pueda ser lo que la dejó atrás”. Una proximidad que desde el presente nos mantiene conectados con el pasado. La huella es ante todo un material donde el pasado se puede construir y actualizar en el presente.

Concebidas a partir de una marcada rotundidad de carácter casi arquitectónico, el resultado es un trabajo de gran austeridad formal que, casi como tótems rituales, remite a lo ancestral de las culturas primitivas arraigadas en la tierra. Donde tantas veces hemos buscado la memoria contenida en las imágenes de nuestro pasado, para entender nuestro presente.