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Opinión

Reacción. Arte Crictics React to

Reacción. Arte Crictics React to

En miles de vídeos alojados en la red, algunos de los cuales acumulan millones de visitas, vemos a gente reaccionando a trailers de películas, a nuevos lanzamientos musicales, a programas de televisión vintage oa trendes de otras redes sociales. Hablamos de los vídeos de reacción (reaction videos en inglés), un género que ha logrado la popularidad gracias a plataformas como YouTube y Twitch y que deja entrever tanto nuestras pulsiones voyeurísticas como nuestra necesidad de establecer vínculos emocionales a través de la refracción y la reverberación. Estamos ante pantallas donde vemos a uno o varios individuos observando otras pantallas en un retorno potencialmente infinito del espectador. Pantallas superpuestas, comentadas, reaccionadas...

Exégesis emocional en la que el contenido ya casi no importa, lo que nos interpela es la reacción del observador, convertido ahora en observado. Imágenes donde vemos lo que miramos y quien lo mira en un mismo frame. Surgidos como algo amateur y espontáneo, han acabado evolucionando hacia un género mucho más sofisticado y lleno de autorreferencialidad. En canales como React, Fine Brothers, reaccionadores profesionales –kids, teens, elders, youtubers, adultos– visionan todo tipo de contenido. En ocasiones, la cita (de la cita de la cita) da pie a una cadena de reacciones en la que el reaccionador es a su vez “objeto de reacción”. Es el caso de Kids react to Poppy, seguido de Poppy react to Kids react to Poppy, seguido a su vez por Kids react to Poppy react to Kids react to Poppy.

En otros vídeos de formato similar, los llamados reaction mashups, decenas de pantallas insertadas en un mismo cuadro producen una cacofonía de reacciones en un infinito noche acoplamiento de reflejos y respuestas. Producto de una cultura de internet en la que prima el valor de intercambio, los vídeos de reacción permiten la restauración de los vínculos sociales a través de una elaboración de significado colectiva. Usuarios compartiendo contenido, viéndolo colectivamente y comentando sobre las actividades de los demás para volver a la presencia de los cuerpos, insertar emociones y descubrir que no estamos solos. Y, ¿no sería la crítica de arte un ejercicio similar? ¿No tiene a menudo más peso la reacción del crítico que la obra en sí? ¿No es la crítica de arte una amalgama de reacciones que buscan distinguirse, pero que se acaban perdiendo en la inmensidad de lo parecido?

Propongo un futuro canal: Art critics react to: críticos de arte reaccionando en streaming a lo mejor y peor visto en galerías, museos, ferias, bienales... Podría ser el resurgimiento de la crítica de arte, una crítica directa y espontánea, sin mediación y sin tapujos.

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